lunes, 30 de julio de 2012

Adiós mi desamor...

El problema se encuentra en las vanas ilusiones, en pensar que la felicidad reside en un abrazo, en un beso...

Yo era una chica bastante normal, salvando las distancias. Siempre intentaba ser buena persona, reírme a carcajadas una vez cada dos días, algo indispensable para el equilibrio existente entre el cuerpo y la mente, soñar despierta era y sigue siendo una de mis aficiones habituales, andar pensando en la Luna, mirar a la Luna por las noches imaginando y reviviendo caminos andados, esforzarme en los estudios cuando la ocasión lo requería, y dejar pasar los minutos en mi pequeño universo de cosas pasajeras, y que tan eternas nos parecen cuando las vivimos.

Sin embargo, un día mi corazón dio un vuelco y dejó de latir a un ritmo constante. Un chico apareció, y su nombre se escribió con letras mayúsculas en mi pecho, impidiendo al resto de los órganos actuar con libertad. Empezó tomando forma en algún resquicio traidor de mi soñadora mente, y poco a poco fue adueñándose de mi débil cuerpo, hasta invadir toda mi persona, que ha vivido hasta entonces intentando huir de tan incómodo visitante.

Porque él no siente lo mismo. Supongo que es injusto, un sentimiento que se ha convertido en el motor de toda tu existencia y que sólo ha entrado en tu interior para oprimirte, para tenerte atrapada entre sus fauces como si de un Cancerbero se tratara. Algo que podría ser tan hermoso, se ha convertido en una plaga que ha invadido tu interior, y que sientes en tu pecho extendiendo la tristeza, que sale a borbotones a través de las lágrimas de tus ojos.

Pero hay que seguir. El camino vendrá con más sorpresas, y, dado que la Fe mueve montañas, habrá que trabajar mucho esa fe para escalar este bache tan molesto...

Pero lo conseguiré.

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