martes, 29 de diciembre de 2015

Hasta dentro de un año

Se acaba otro año, un año más...
Ha estado repleto, en general, imposible seleccionar.

En el Diccionario de la Academia el adjetivo repleto se describe del siguiente modo:

repleto, ta
Del lat. replētus, part. pas. de replēre 'llenar de nuevo'.
1. adj. Muy llenoo tan lleno que ya no puede contener nada más.

'llenar de nuevo', repletar el año que empieza. Estirarlo, mimarlo, meterse de lleno en sus aguas, en las fuertes oleadas que parecen querer llevarte consigo, en las noches en las que se refleja la luna, en los peces que saltan y bailan y se persiguen y a veces se pierden y no se encuentran, o cambian su camino...

El objetivo es la vida, como siempre. No la idealizada en los productos capitalistas, también llamados anuncios, no la perfecta, la inmaculada, el camino recto.

El camino no existe, solo la vida. Los momentos que acaban por escaparse, las miradas que lo son todo por un instante, el descubrimiento del propio ser a través del lenguaje, mi vocación, mi presente y mi futuro.

Feliz 2016

viernes, 21 de agosto de 2015

NJO, Muziekzomer de mis amores



Gracias,

       por estos días,
       por las risas, y también por las lágrimas,
       por los paseos en bicicleta,
       por las conversaciones
                         y los silencios;
       por hacerme sentir músico de nuevo,
       por hacerme sentir artista,
               con vuestra música
                         y la mía.
      Por aprender de vosotros,
               de lo bueno, de lo malo,
               de vuestra forma de ser,
               cada una
                         única
               y por tanto,
                          especial.

Gracias, de nuevo,
   
       Por estos días en Holanda,
              otro país, otro planeta,
       y, sobre todo,
               otra comida.
       Por ser tal y como sois,
       por inspirarme siendo,
               simplemente,
                         así.

Algo digno de recordar,
       algo bueno,
eso ha sido, sin duda,
el encuentro en la tierra
       de las flores,
       las bicis y canales,
       las avispas,
       y las sonrisas.
   

domingo, 5 de abril de 2015

En recuerdo de Lorca

El siguiente escrito es el resultado de un juego realizado sobre un fragmento de Bodas de sangre, del siempre genial (y recientemente descubierto en toda su profundidad por mí) Federico García Lorca. El ejercicio consistía en adentrarse en el significado del diálogo que mantienen la Novia y Leonardo mientras huyen arrastrados por la imparable fuerza de la sangre, de la pasión que no ve normas ni obstáculos, a través de la interpretación en las rimas internas del texto. De este modo, una de las relaciones tenían lugar en base a una rima asonante en e-o, entre otras. El resultado fue algo propio, inspirado en el texto lorquiano, capaz de despertar la sangre, o la pasión, o la inspiración, a todo aquel que decide sumergirse en sus versos y dejarse llevar por ellos:

Deseo huir de ti, del olor de tus pechos que me enajena, que primero me enamoró pero ha acabado siendo un fuego abrasador que me consume. Deseo matarte o matarme, acabar con esta pesadilla que no me deja vivir. 

Estás en todas partes, en cada uno de mis pasos, en el azul del cielo y en los mosaicos de la pared. 

Deseo olvidarte, pensar que no existes, dejar de sentirte aunque no estés; deseo pero no puedo porque te quiero más que a mí mismo, más que al aire que respiro o mi propia dignidad, que se desvanece a tu lado. 

Tengo un sueño, una remota imagen que se repite noche tras noche. Tú y yo volamos lejos, de la calle y las miradas, de las ventanas con miles de nombres y ninguno cierto. Pero luego me despierto, y me invade tu olor y siento el final. 

Porque el fuego me consume, y he visto castillos de metal y sangre seca, y sé, querido y odiado amor, que esta locura acabará en lamento.

lunes, 2 de febrero de 2015

Atardecer




Podías fusionarte con las luces que se perdían, por fin eternamente sola. Y todo lo demás se difuminaba, y tú también que te hacías luz, que ya no eras brazos o piernas o mente, que por fin eras luz.

Ese momento en el que el silencio era luz, y era denso, y te hacía volar porque tú ya no eras cuerpo, sino simplemente luz.

Rojos, esfera de rojos, de celestialmente rojos.

Porque por fin no era importante no ser de aquí o de allí, de mirar y esconderse y escribir y nunca valorarse con esta boca que se equivoca. Porque uno simplemente era luz, y era silencio, y en medio de las palabras uno por fin era silencio.

Y sonreír porque muy bien, y llorar porque muy mal, y un día adiós y gracias por participar. Y, en medio de todo eso, la pura luz, el descanso y el silencio; y lo inmutable, y ya nunca más el qué dirán, porque por un momento no hay pasado ni presente ni futuro, ni cuerpo ni sueños, ni pesadillas, ni imaginaciones que no se harán realidad porque ¡ay que ver las palabras! que se esconden en su propio sonido.

Y ya se va otro día, y nuevas preocupaciones y felicidades y cafés calentitos y frío en los pies y lloros porque quién sabe. Y vuelta a buscar, esa búsqueda que no acaba, que debería confiar en el instinto, por una vez.