Ni amor, ni odio, a veces ni respeto,
a veces ni relación.
Un contigo no vivo, un sin mí no existes,
un querer tocarte y vivirte,
un no sé qué de algo,
que no se explica.
Poder compartirte siendo mío,
casi más mío
que cuando solo yo te tengo.
Llegas a poseerme.
Llegas a ser más yo que yo,
aunque en realidad sin mí
no eres nada.
A veces te busco y no te encuentro,
estás donde siempre
y no estás,
¿o me he ido yo?
Me desnudaste de improviso,
a traición,
pero, ¿había ropa?
Y en tu busca me di un coscorrón,
dos, tres,
media docena.
El día que dejé de buscarte,
de querer ser más tú
que tú mismo,
te volví a ver.
Y ahora te intento conocer,
poco a poco, sin prisa,
oyéndote hablar por primera vez.
Dios, me encanta.
ResponderEliminar