Y entonces, durante unos días que parecen minutos que parecen segundos, se te permite el lujo de olvidar.
Y no hay problemas,
no existe la norma, ni el qué dirán, ni el "es para mañana",
ni siquiera el día o la noche.
Solo hay cantos, solo baile, solo sonrisas.
Y entonces vuelves.
Y te das cuenta de lo que has vivido.